loro

Por qué el Loro y el pájaro Miná hacen eco de las palabras del hombre

Cuentos con Animales
Cuentos con Animales
Sabiduría
Cuentos con Sabiduría

Hace mucho tiempo la gente capturaba y alimentaba al pájaro sao, porque aprendía el lenguaje del hombre más fácilmente que el loro o el pájaro miná. Si bien había que enseñarles con mucho cuidado, el pájaro sao, sólo tenía que oír una palabra y podía pronunciarla fácilmente. Además, el pájaro sao podía expresar sus propios pensamientos.

Una vez, un hombre del norte del país, dueño de un pájaro sao, le robó un búfalo a su vecino y lo mató. Luego, una parte del búfalo la cocinó y se la comió; el resto lo escondió en el contenedor de arroz o encima de la casa de arroz.

Buscando el búfalo, al día siguiente, el vecino le preguntó al hombre si lo había visto.

El hombre respondió:

—No.

El pájaro sao, sin embargo, gritó:

—Lo mató. Una parte la escondió en el contenedor de arroz y otra parte sobre la casa de arroz.

El vecino buscó en ambos lugares y encontró las partes tal como había dicho el pájaro sao.

—Yo no robé el búfalo—, insistió el hombre.

Pero el pájaro gritó:

—Lo mató y puso una parte en el contenedor de arroz y otra parte sobre la casa de arroz.

Incapaz de decidir entre lo que decía el hombre y lo que decía el pájaro, el vecino apeló ante el tribunal. Y sucedió que la noche antes del juicio, el hombre tomó el pájaro, lo puso en una tinaja, cubrió la tinaja con un paño, echó agua sobre el paño y golpeó por fuera de la tinaja. El ruido de los golpes fue bajo y retumbaba.

Toda esa noche estuvo el pájaro guardado en la tinaja, y ni una sola vez vio la brillante luz de la luna, que era casi tan brillante como el día, porque estaba en plena estación seca y luna llena. Cuando se abrió el ojo del día, el hombre sacó el pájaro del frasco y lo colocó en su jaula, y luego lo llevó al tribunal como testigo.

Cuando llamaron al pájaro, dijo, como antes:

—Lo mató; una parte la puso en el contenedor de arroz y la otra parte sobre la casa de arroz.

Toda la gente le creyó al pájaro.

—Hazle otra pregunta. Pregúntale qué clase de noche fue anoche. ¿Me condenarás a muerte por la palabra de un pájaro?— gritó el hombre.

Se le hizo la pregunta al pájaro, pero, recordando su miedo durante la noche al ruido sordo y al sonido del agua corriendo, respondió:

—Anoche el cielo llamó y cayó lluvia.

Entonces la gente gritó:

—En verdad, no se puede creer al pájaro. Debido a que ha puesto en peligro la vida de un hombre inocente, de ahora en adelante, el hombre no debe respetar al pájaro sao.

El ladrón fue puesto en libertad porque sólo había palabras del pájaro para condenarlo.

El pájaro sao ya no se alimenta de lo que el hombre le da, sino que vive en el bosque.

Cuando una persona, perdida en el bosque, asustada escucha voces, cree que son los espíritus.

Cuando el pájaro vio el brillante plumaje del loro y el negro y dorado del pájaro miná, supo que eran extraños que habían venido a habitar en el norte, y preguntó al cuervo y al búho qué clase de pájaros eran.

—Lucen hermoso en plumaje, como puedes ver fácilmente—, respondieron. —Además, hablan palabras de hombres.

—Dicen las palabras de los hombres …—, repitió el pájaro sao. —Les avisaré de los peligros de hacerlo. Vengan, saludémoslos.

Y salieron al encuentro de las hermosas desconocidas.

Un día, cuando todos se reunieron en un solo lugar, el pájaro saogritó:

—Nosotros, los pájaros principales de la tierra del norte, venimos a saludarlos y a darles nuestra sabiduría, ya que ustedes no son más que extraños en nuestra tierra. Me han dicho que habláis como el hombre; también yo puedo. Alimentado por la mano del hombre muchos años, vi con mis ojos y oí con mis oídos, y pronuncié, no sólo las cosas que vi y oí, también cosas que desagradaban a mis amos. En un tiempo, todos los hombres hablaban bien de mí, pero después fui cruelmente castigado y expulsado de las casas de los hombres. Por tanto, vengo hoy a vosotros para advertiros que, si el hombre se entera de vuestra hablando lenguas, él os capturará y os alimentará en su hogar, pero si habláis algo distinto de lo que él os enseña, seréis castigados y expulsados de los hogares de los hombres, porque al hombre sólo le gusta oír sus pensamientos repetidos y ni siquiera ama un pájaro que tiene sabiduría o verdad mayor que la suya.

Temerosos de expresar sus pensamientos, para que el hombre no se moleste, el loro y el pájaro miná se hacen eco sólo de las palabras del hombre.

Cuento popular de Laos, recopilada por Katherine Neville Fleeson, editada en 1899, en el libro Laos Folk-Lore of Farther India.

Katherine Fleeson

Katherine Neville Fleeson (1859-1905) fue una misionera en Siam y Laos, nacida en Pennsylvania, hija de padres escoceses e irlandeses.
Entre otras publicaciones, escribió un libro con recopilaciones que ella misma realizó, de cuentos y leyendas inéditos: Laos Folk-Lore of Father India.

Utilizamos cookies para mejorar su experiencia de navegación, ofrecer anuncios o contenido personalizados y analizar nuestro tráfico. Al hacer clic en "Aceptar", acepta nuestro uso de cookies. Pinche el enlace para mayor información.política de cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies
Scroll al inicio