En la folclore oriental, el zorro es una de las criaturas longevas, junto con la tortuga, el ciervo y la grulla. Estos animales alcanzan estados elevados espirituales.
La leyenda enseña que si los árboles viven muchos años, se convierten en carbón; si la resina de pino perdura se volverá ámbar; si el zorro vive mucho tiempo, se convierte en ángel, y como lo hace el hombre, puede adquirir varias metamorfosis y aparecer en la tierra de diversas formas.
La Leyenda del Zorro
Yi Kwai era hijo de un ministro. Cuando aprobó sus exámenes, ocupó un alto cargo.
Cuando su padre era gobernador de la provincia de Pyong-an, Kwai era un niño pequeño y lo acompañaba. Al morir la primera esposa del gobernador, la madrastra de Kwai era la dueña de la casa. Una vez, cuando su padre el gobernador había salido a realizar una gira de inspección, el yamen quedó vacío y Kwai estaba allí con ella.
En el jardín trasero de las dependencias oficiales había un pabellón, llamado Pagoda de la Colina, que estaba conectado por una puerta estrecha con el salón público. Con frecuencia Kwai llevaba consigo a uno de los chicos yamen e iba allí a estudiar, y una vez por la noche, cuando ya era tarde y el chico que lo acompañaba se había marchado, la puerta se abrió de repente y entró una mujer joven. Su ropa era elegante y limpia, y ella era muy bonita. Kwai la miró atentamente, pero no la reconoció. Evidentemente era una extraña, ya que no existía tal persona entre las bailarinas del yamen.
Yi Kwai permaneció mirándola, dudando de quién era, la joven entró en la habitación, se sentó en rincón y no dijo nada.
—¿Quién eres? preguntó Yi Kwai a la joven.
Ella simplemente se rio y no respondió. Entonces él la llamó, y ella se acercó y se arrodilló ante él, y él la tomó de la mano y le dio unas palmaditas en el hombro, como si la saludara favorablemente. La mujer sonrió y fingió disfrutarlo.
Sin embargo, Yi Kwai llegó a la conclusión de que aquella mujer no era una mujer real, sino una especie de hada, o tal vez un zorro, y no sabía qué hacer. Con esta idea en la mente, decidió un plan, de repente la atrapó entre sus manos, la puso sobre su espalda y salió corriendo por la puerta hacia los aposentos de los yamen, donde gritó a todo pulmón llamando a su madrastra y a los sirvientes para que vinieran.
Era medianoche y todos dormían, por lo que nadie respondió y nadie fue. La mujer, entonces, estando boca arriba, le mordió furiosamente en la nuca. Con esto pudo comprobar que ella era la zorra.
Incapaz de soportar el dolor, él aflojó su agarre, cuando ella saltó al suelo, escapó y no se la volvió a ver.
¡Qué lástima que nadie acudiera a rescatar a Kwai y así asegurarse de la bestia!
Leyenda coreana de Im Bang
Im Bang (1640-1724) fue un escritor y recopilador de cuentos y leyendas coreanas