

En los días en que la tierra era joven, vivía un hombre y su esposa muy pobres, que tenían doce hijas, a quienes ya no amaban ni deseaban. Día tras día el padre y la madre planeaban liberarse de ellas, y un día, el padre preparó una canasta; en el fondo puso cenizas, pero encima esparció arroz. Llevando esta canasta consigo, llamó a sus hijas para que fueran a la jungla a cazar con él.
Cuando llegó el medio día, se sentaron todos a comer y, después de comer, el padre le dio a cada hija un tubo de bambú y le pidió que le trajera agua. Las uniones entre el bambú estaban hechas de tal manera que no retenían agua, y mientras las jóvenes se esforzaban por recoger el agua, el padre regresó a casa. En vano intentaron las hermanas hacer que las juntas retuvieran el agua y después de un tiempo buscaron a su padre, pero, ¡he aquí, el padre se había ido y sólo quedaba la canasta! Al examinar la canasta, encontraron arroz, pero sólo en la parte superior, y en la parte inferior vieron que estaba todo lleno de cenizas, por lo que supieron que sus padres buscaban liberarse de ellas dejándolas perdidas en la jungla, sin posibilidad de volver a casa solas. Al no poder encontrar el camino de regreso a casa, allí durmieron tranquilamente, pues las bestias salvajes no les molestan, y se quedaron con ellas para protegerlas.
En la mañana siguiente, cuando el ojo del día se abrió en el Este, las desamparadas hermanas vieron, al despertar, a una hermosa mujer parada cerca, y le pidieron ayuda.
—Venid conmigo —dijo la bella mujer — y sed compañeras de mi pequeña hija. Muchas veces estoy fuera de casa y ella se siente sola. Venid a casa conmigo, jugad con mi hija y a cambio os daré un hogar.
Con mucho gusto las doncellas accedieron y fueron con la mujer a su casa en lo profundo de la selva. Todos los lugares, excepto un pequeño jardín, eran libres para que entrasen y jugasen. Y un día, la bella mujer dijo:
—Voy a la selva y no regresaré hasta que se haya cerrado el ojo del día. No juguéis en el pequeño jardín.
No tardó en regresar, y ninguna de las jóvenes entró al jardín tal y cómo les habían pedido.
De nuevo, un día, la bella mujer dijo:
—Voy a la selva pero por un corto tiempo. No vayáis a jugar al pequeño jardín.
Pensando que esta vez estaría fuera todo el día, las jóvenes buscaron el pequeño jardín, y he aquí, ¡estaba sembrado de huesos humanos! Entonces supieron que la bella mujer era una caníbal.
Llenas de miedo huyeron, y al huir se encontraron con una vaca.
—Protégenos—, gritaban.
La vaca abrió la boca y las hermanas saltaron dentro. Así lograron esconderse y escapar de la casa de la mujer caníbal. Cuando la vaca regresó, se encontró con la hermosa mujer que buscaba a las doncellas.
—¿Has visto pasar a doce doncellas por aquí?— preguntó ella.
—No—, respondió la vaca.
—i no dices la verdad, te mataré y te comeré—, gritó.
—Las vi mientras se apresuraban en ese camino—, respondió la vaca.
La mujer caníbal siguió en esa dirección.
Después de que la vaca los dejó, las doncellas se apresuraron y mientras se apresuraban se encontraron con un elefante y le rogaron que las salvara del caníbal.
El elefante abrió la boca y las doncellas saltaron dentro, pero una de ellas saltó tan lentamente que un borde de su manto colgó de la boca. Mientras iban dentro del elefante, la caníbal los alcanzó.
—¿Viste a doce doncellas corriendo hacia la ciudad?— preguntó la caníbal.
—No—, respondió el elefante.
—Desde ahora en adelante, el labio de tu boca colgará como un vestido—, maldijo la caníbal al elefante, porque había visto el borde del vestido de la joven hermana colgando de la boca del elefante y sabía que estaba protegiendo a las doce doncellas.
Y hasta el día de hoy el labio del elefante cuelga como un vestido.
Leyenda de Laos, recopilada por Katherine Neville Fleeson, editada en 1899, en el libro Laos Folk-Lore of Farther India.
Katherine Neville Fleeson (1859-1905) fue una misionera en Siam y Laos, nacida en Pennsylvania, hija de padres escoceses e irlandeses.
Entre otras publicaciones, escribió un libro con recopilaciones que ella misma realizó, de cuentos y leyendas inéditos: Laos Folk-Lore of Father India.