![Leyenda](https://conmoraleja.com/wp-content/uploads/2023/12/leyenda.png)
Cuando la gente del extremo norte (China) fue atacada por sus enemigos, y vivían en continuo miedo, entre ellos se preguntaron qué podrían hacer:
—Perdemos nuestras vidas tratando de escapar de nuestros enemigos. No podemos tener ninguna alegría así. Huyamos al país del sur, Tailandia, donde, incluso si nos esclavizan, sabremos que nuestras vidas no correrán peligro. La vida, incluso en esclavitud, es mejor que este miedo constante a que nuestros enemigos nos destruya poco a poco, que nos asesinen, que devasten nuestras aldeas, que roben nuestro ganado…
Entonces, reunieron todos sus enseres domésticos, ocultaron su dinero y joyas bajo sus ropas y, cargando su ganado con arroz, comenzaron su penoso viaje a través de los estrechos senderos de la jungla y a través de las altas montañas en su camino hacia el sur, donde esperaban algo más de paz y seguridad. El camino fue largo y difícil, se comieron todo el arroz y se consumió y murió el ganado antes de que hubieran llegado al final del viaje. Entonces los fugitivos comenzaron a usar su dinero para comprar alimentos a fin de tener fuerzas para continuar su viaje, y se susurraban unos a otros, que la gente miraba con ojos codiciosos sus tesoros, su dinero y sus joyas. Llegaron a temer que los mataran a causa de la avaricia.
Un hombre, más sabio que los demás, dijo:
—¿Por qué arriesgamos nuestras vidas por nuestras posesiones? ¿No podemos encontrar algún lugar secreto donde dejar nuestro dinero y joyas, y cuando nos lleguen días mejores podemos regresar y encontrarlos cuando volvamos a nuestra tierra?
Todo el pueblo gritó:
—Tus palabras son sabias. Actuemos en consecuencia — , y como estas personas eran amadas por los espíritus, fueron conducidas a una cueva profunda en medio de un bosque donde el hombre rara vez acudía, y allí dejaron sus posesiones al cuidado de los espíritus que prometieron que las protegerlas hasta los días en que la vida fuera más segura para ellos, y regresasen a reclamarlas.
Tras esconder todo cuanto tenían de valor, la gente viajó al sur del país y allí vivieron como esclavos. Muchas generaciones de ellos vivieron y murieron, pero no pudieron escapar ni venir a reclamar las vastas riquezas y joyas que habían dejado al cuidado de los espíritus de la cueva.
La historia de esa cueva se hizo conocida y los habitantes de todos los países cercanos, acudían en búsqueda del tesoro.
Pero tal era el cuidado de los espíritus que ningún hombre podía entrar a la cueva.
Cuando alguien la encontraba y se sumergía en ella, la luz se extinguía instantáneamente. Si se dejaba caer al profundo pozo que conducía a la cámara donde estaba el tesoro, los espíritus soplaban sobre los tesoros y estos desaparecían de la vista. Intentaron con todos sus medios obtener el tesoro, y de todas partes del país y los países colindantes, vino la gente para tratar de vencer el hechizo que los espíritus habían puesto sobre la cueva, pero nadie pudo romperlo.
Un hombre entró incluso en la cámara del tesoro y llenó sus manos con las piedras preciosas, pero fue vencido por una enfermedad mortal y se vio obligado a volver a colocar las joyas en el cofre del tesoro y huir para salvar su vida y escapar de la ira de los espíritus guardianes.
Incluso los extranjeros blancos, que llegaron a la tierra y colocaron sus fuertes manos sobre los elefantes y los árboles más valiosos del bosque, reclamando todo a su paso para su propio uso, quedaron desconcertados al ser rechazados por los espíritus fieles, cuando intentaban entra en la cámara del tesoro.
Para siempre, este tesoro permanecerá allí, porque, si el extranjero blanco, por su sabiduría o por su arte, no logra obtenerlo, en verdad, nadie logrará atraparlo, y permanecerá intacto para siempre.
Leyenda de Laos, recopilada por Katherine Neville Fleeson, editada en 1899, en el libro Laos Folk-Lore of Farther India.
Katherine Neville Fleeson (1859-1905) fue una misionera en Siam y Laos, nacida en Pennsylvania, hija de padres escoceses e irlandeses.
Entre otras publicaciones, escribió un libro con recopilaciones que ella misma realizó, de cuentos y leyendas inéditos: Laos Folk-Lore of Father India.