Un día hace muchos años, Chow Soo Tome (Chow es un príncipe o un alto funcionario) , cansado de las conversaciones de sus esclavos, se adentró en el bosque. Mientras caminaba por un sendero poco frecuentado, llegó a un lago donde siete hermosas ninfas aladas se divertían en el agua. Chow Soo Tome vio fácilmente que una de ellas era más hermosa que las demás, y la amó y la deseó como su esposa. Al ver a Chow todas huyeron, pero la más bella se dejó alcanzar.
—Cuando te vi, mi corazón se llenó de amor por ti. Si no te casas conmigo, moriré de tristeza—, gritó Chow Soo Tome.
—Fácilmente podría haber escapado, si el amor por ti no me hubiera hecho renuente a dejarte—, respondió la ninfa. Y, juntos, con gran alegría regresaron a la casa de los Chow.
—Hijo mío, déjame tomar las alas de tu esposa, no sea que vuele y te deje en la tristeza—, instó la madre del Chow, y rápidamente la esposa ninfa dejó a un lado sus alas.
Pero sucedió que el jefe Chow se enteró de la belleza de la esposa de Chow Soo Tome, la codició para si, y, tratando de acabar con Chow Soo Tome, lo envió a la guerra y le ordenó que liderara la batalla.
La joven esposa ninfa sabía que si permanecía en la casa, el jefe Chow iría a por ella y, tan pronto como su marido se fue, buscó a su suegra y le rogó que le devolviera sus alas.
—Estoy llena de tristeza. Sin Soo Tome no puedo permanecer en la casa. Dame mis alas para que pueda volar en el aire y ser consolada—, suplicó la esposa.
—Si permites que te ate una cuerda a tus pies, te devolveré las alas—, respondió la madre de Soo Tomé.
La joven esposa consintió, pero, habiéndose puesto las alas y volando en el aire, cortó la cuerda atada a sus pies y estuvo a salvo de la persecución del jefe Chow. Su libertad le hizo pensar en el hogar de su padre en el reino de Chom Kow Kilat, y allí voló.
Chow Soo Tome, ileso y victorioso, regresó de la guerra y encontró su hogar desolado sin su esposa ninfa, y no se sintió reconfortado sino decidido a buscarla.
—Ahora iré a buscarla al reino de su padre, Chom Kow Kilat, aunque el viaje dure siete años, siete meses y siete días.
Anduvo a través de bosques, montañas y llanuras, Chow Soo Tome avanzó pacientemente. Y un día, mientras viajaba, se encontró con un simio.
—Amigo mío, ¿a dónde vas?— preguntó el simio.
—A una tierra lejana, donde mora el amor de mi corazón, en el reino de Chom Kow Kilat. El camino no lo sé, pero mi corazón me guía—, respondió Chow Soo Tome.
El simio se compadeció de él y trató de ayudarlo, y la comida que tenía o encontró la compartió gustosamente con Chow Soo Tome. Juntos viajaron muchos días hasta llegar al mar. No tenían medios para atravesar el mar, y cuando el simio se dio cuenta de que ya no podía ayudar a Chow Soo Tome, lloró amargamente y dijo:
—Ya no puedo ayudarte; por lo tanto, mi dolor es mayor de lo que puedo soportar— y, le miró por última vez, y ¡murió de pena!
Durante tres días Chow Soo Tome lloró a este amable amigo y, mientras lloraba, una mosca vino a comerse al simio.
—Estoy vivo y temo morir si no tengo comida de inmediato—, dijo la mosca. — El simio está muerto y no puede sentir dolor. Yo estoy vivo y hambriento, tú estás en problemas y necesitas ayuda. Si me das de comer de la carne del simio muerto, cuando me necesites, piensa en mí y vendré a ti—, añadió la mosca.
—Come—, dijo Chow Soo Tome, y luego siguió su camino, pero poco después se sentó debajo de un árbol. Mientras estaba allí, vio dos águilas posadas en el árbol.
—Cuando hayamos descansado, volaremos a través del mar y comeremos del banquete que el rey de Chom Kow Kilat ofrece en honor del regreso de su hermosa hija—, dijo una de las águilas a su compañera.
Al escuchar estas palabras, Chow Soo Tome trepó cautelosamente al árbol y se deslizó bajo el ala del águila más grande, quien poco después le dijo a su compañera:
—Antes de volar de aquí, debo deshacerme de un insecto que está bajo mi ala y que molesta.
—Este es un día sagrado, y, por algún castigo, el insecto ha venido bajo tu ala; déjalo quedarse—, aconsejó la otra águila, y luego volaron sobre el mar. Cuando descansaron en un árbol en la otra orilla, Chow Soo Tome salió de debajo del ala y bajó del árbol. Después de un tiempo llegó a una posada cerca de una gran ciudad. Cerca de la posada había un pozo y, mientras Chow Soo Tome descansaba, siete esclavas del rey de Chom Kow Kilat vinieron de la ciudad en busca de agua.
—¿Por qué sacas el agua del pozo?— preguntó Chow Soo Tome a una de las esclavas.
—Este día estamos contentos, porque la hija más hermosa del rey de Chom Kow Kilat ha regresado de la tierra de los hombres y el agua será derramada sobre su cabeza—, dijo la esclava.
Acercándose a la séptima esclava, Chow Soo Tome le pidió que le permitiera colocar un anillo en su cántaro de agua. Ahora, el anillo era uno que había recibido de su esposa ninfa, y así, pensó, cuando la ninfa viera el anillo, se acordaría de él.
—Vierte el agua de tal manera que, cuando caiga, el anillo caiga sobre las manos de la princesa—, indicó Chow Soo Tome.
La esclava hizo lo que se le indicó, regresaron al palacio, y derramó el agua del cántaro que contenía el anillo, sobre las manos de la princesa, y, cuando el anillo cayó en las manos de la joven princesa, supo que su marido estaba cerca y le preguntó a la esclava quién estaba en el pozo cuando ella sacó el agua.
—Un hombre de un país lejano—, dijo la esclava, —que descansa en la posada junto al pozo sagrado fuera de las puertas de la ciudad.
Con gran prisa y alegría, la joven princesa ninfa buscó a su padre.
—Fuera de las puertas de la ciudad, en la posada junto al pozo sagrado, me espera mi marido. Déjame ir con él, padre—, suplicó ella.
—Primero debo probar que es tu marido. Que todas mis hijas preparen una mesa servida con lo mejor del banquete, y se escondan. El hombre será llamado, y, si escoge tu mesa, será tu marido, pero si no conoce tu mesa, morirá—, respondió el rey.
Cuando las mesas estuvieron listas, Chow Soo Tome fue convocado y se le ordenó seleccionar la mesa preparada por la princesa a quien reclamó como su esposa. Dolorosamente perplejo, Chow Soo Tome pensó en la promesa de la mosca y la llamó en su ayuda. Inmediatamente apareció la mosca y se sentó en la mesa preparada por la esposa de Chow Soo Tome, y allí se sentó Chow Soo Tome.
—Otra prueba más—, dijo el rey. —Prepara siete cortinas y coloca a mis hijas detrás de las siete cortinas, dejando que solo se vea un dedo de cada princesa. Luego, de entre los dedos, selecciona el de tu esposa.
Inmediatamente la agradecida mosca se posó sobre la cortina donde estaba el dedo de la joven esposa, y sin dudar Chow Soo Tome se acercó a la cortina y apretó el dedo derecho.
—Es suficiente. Ella es tu esposa—, declaró el rey, y estaba tan complacido que nombró a Chow Soo Tome segundo en poder en el reino de Chom Kow Kilat.
Leyenda de Laos, recopilada por Katherine Neville Fleeson, editada en 1899, en el libro Laos Folk-Lore of Farther India.
Katherine Neville Fleeson (1859-1905) fue una misionera en Siam y Laos, nacida en Pennsylvania, hija de padres escoceses e irlandeses.
Entre otras publicaciones, escribió un libro con recopilaciones que ella misma realizó, de cuentos y leyendas inéditos: Laos Folk-Lore of Father India.