El féretro de cristal
Nadie diga que un pobre sastre no puede llegar lejos ni alcanzar altos honores. Basta para ello que acierte con la […]
La Novia del Bandolero
Erase una vez un molinero que tenía una hija muy linda, y cuando ya fue crecida, deseaba verla bien casada y
La zorra y los gansos
Llegó un día una zorra a un prado donde había una manada de gansos gordos y hermosos y, echándose a reír,
Los niños de oro
Eranse un hombre y una mujer muy pobres; no tenían más que una pequeña choza, y sólo comían lo que el
El pájaro del brujo
Erase una vez un brujo que, adoptando la figura de anciano, iba a mendigar de puerta en puerta y robaba a
Madre nieve, Frau Hole
Cierta viuda tenía dos hijas, una de ellas hermosa y diligente; la otra, fea y perezosa. Sin embargo, quería mucho más
El enebro
Hace ya muchísimo tiempo, como unos dos mil años, vivía un hombre acaudalado que tenía una mujer tan bella como piadosa.
El diablo y su abuela
Hubo una gran guerra para la cual el Rey había reclutado muchas tropas. Pero como les pagaba muy poco, no podían
Caperucita Roja, versión de los Hermanos Grimm
Erase una vez una niña tan dulce y cariñosa que robaba los corazones de cuantos la veían; pero quien más la
El jugador
Erase una vez un hombre que en toda su vida no hizo sino jugar; por eso lo llamaba la gente Juan
Hermano Alegre
Hubo una vez una gran guerra, terminada la cual, fueron licenciados muchos soldados. Entre ellos estaba el Hermano Alegre que, con
El Señor Korbe
Eranse una vez una gallina y un gallito que decidieron salir juntos de viaje. El gallito construyó un hermoso coche de
El ladrón, el fullero y el maestro
Juan quería que su hijo aprendiera un oficio; fue a la iglesia y rogó a Dios Nuestro Señor que le inspirase
El abuelo y el nieto
Erase un hombre muy viejo; sus ojos se habían enturbiado, estaba sordo y le temblaban las rodillas. Cuando se sentaba a
La pícara cocinera
Erase una cocinera llamada Margarita que calzaba zapatos de tacón colorado; y cuando salía con ellos se contoneaba muy satisfecha y
La Ondina
Un hermanito jugaba con su hermanita al borde de un manantial, y he aquí que jugando se cayeron los dos adentro.
El Señor Padrino
Un hombre pobre tenía tantos hijos, que ya no sabía a quién nombrar padrino cuando le nació otro; no le quedaban
El Lobo y la Zorra
El lobo vivía con la zorra, y ésta debía hacer lo que él le mandaba porque era la más débil; con
La Cenicienta, de los Hermanos Grimm
Erase una mujer casada con un hombre muy rico que enfermó y, presintiendo su próximo fin, llamó a su única hijita
Las Tres Plumas
Erase una vez un rey que tenía tres hijos, de los cuales dos eran listos y bien dispuestos, mientras el tercero
Dama Duende
Vivía una vez una muchachita muy testaruda e indiscreta que nunca obedecía a sus padres. ¿Cómo queréis que le fuesen bien
El Morral, El Sombrerillo y el Cuerno
Erase que se eran tres hermanos; las cosas les habían ido de mal en peor, y al final su miseria era
Los Duendecillos
Cuento de Los Duendecillos Cuento primero Un zapatero se había empobrecido de tal modo, y no por culpa suya, que al
El destripaterrones
Erase una aldea cuyos habitantes eran todos labradores ricos, y sólo había uno que era pobre; por eso le llamaban el
El Maestro de los Ladrones
Un anciano estaba sentado a la puerta de su pobre casa, en compañía de su mujer, descansando tras su jornada de
El Hueso Cantor
Había una vez gran alarma en un país por causa de un jabalí que asolaba los campos, destruía el ganado y
Rapunzel
Había una vez un hombre y una mujer que vivían solos y desconsolados por no tener hijos, hasta que, por fin,
Blancanieves y Rosarroja
Érase una vez una viuda pobre que vivía en una casita de campo sola. Delante de la casita de campo tenía
El Sastrecillo Valiente
Una mañana de verano estaba un sastrecito sentado sobre su mesa, junto a la ventana; contento y de buen humor, cosía
Gentuza
Dijo el gallo a la gallina: —Ha llegado el tiempo de las nueces; vámonos al monte y nos daremos un hartazgo
Las Tres Lenguas
En Suiza vivía una vez un viejo conde que tenía sólo un hijo, que era tonto de remate e incapaz de
Las Tres Hojas de la Serpiente
Vivía una vez un hombre tan pobre, que pasaba apuros para alimentar a su único hijo. Díjole entonces éste: —Padre mío,
El Lobo y las Siete Cabretillas
Érase una vez una vieja cabra que tenía siete cabritas, a las que quería tan tiernamente como una madre puede querer