Vivía una vez una muchachita muy testaruda e indiscreta que nunca obedecía a sus padres. ¿Cómo queréis que le fuesen bien las cosas?
Un día dijo a sus padres:
—Tanto he oído hablar de Dama Duende, que me han entrado ganas de ir a verla a su casa. Dice la gente que todo allí es maravilloso, y que ocurren cosas extraordinarias; me muero de curiosidad por verlo.
Los padres se lo prohibieron rigurosamente, añadiendo:
—Dama Duende es una mujer malvada que hace cosas impías; si vas, dejarás de ser nuestra hija.
Pero la muchacha hizo caso omiso de la prohibición de sus padres, y se encaminó a la casa de Dama Duende. Al llegar, preguntóle ésta:
—¿Por qué estás tan pálida?
—¡Ay! —respondió la niña toda temblorosa—. ¡Lo que he visto me ha asustado tanto!
—¿Y qué has visto?
—En la escalera vi a un hombre negro.
—Era un carbonero.
—Luego vi a uno verde.
—Era un cazador.
—Luego vi a otro, rojo como sangre.
—Era un carnicero.
—¡Ay, Dama Duende! Después tuve un gran susto, pues al mirar por la ventana no os vi a vos, sino al diablo, echando fuego por la cabeza.
—¡Vaya! —exclamó ella—. ¡Así, viste a la bruja en su mejor atavío! Tiempo ha que te estaba esperando y deseando que vinieses. Ven, que me alumbrarás.
Transformando a la muchacha en un tarugo de madera, la arrojó al fuego. Y cuando ya estuvo convertida en una brasa ardiente, sentóse a calentarse a su lado diciendo:
—¡Ésta sí que da luz!
Cuento popular recopilado y adaptado por los hermanos Grimm. Cuentos de los hermanos Grimm
Jacob Grimm (1785-1863) y Wilhelm Grimm (1786-1859), fueron dos filósofos y folcloristas alemanes.
Recopilaron y adaptaron una gran cantidad de cuentos populares en la colección Cuentos infantiles y del hogar (1812-1822).