jungla laos

Una niña del bosque

Leyenda
Leyenda

En lo profundo del bosque del Norte hay una gran aldea habitada por gente de la jungla, y entre ellos hay una anciana, a quien todos veneran. El extraño que pregunta por qué se la honra tanto, ella le responde así:

—En verdad, soy muy afortunada, porque no soy más que una hija de la naturaleza. Cuando era una joven doncella, llegó un día en que mi corazón se llenó de ira. Durante muchos días la ira creció hasta cegar mi corazón. También mis ojos estaban tan rojos que sólo podía ver confusamente. Mi ira era tal, que ya no podía vivir en el pueblo, ni entre mi propia gente, porque odiaba a todos los hombres y sentía que los animales salvajes del bosque eran más cercanos a mí que mis propios familiares. Por tanto, hui del mundo de los hombres, y marché a lo más profundo de la selva, a donde ningún humano había llegado jamás. Escapé y corrí un día entero, como si mis pies no se cansaran, ni si quiera podía sentir las punzadas del hambre. Cuando la oscuridad se cerró a mi alrededor, no tuve miedo, sino que me tumbé al amparo de un árbol y durante un rato dormí tranquilamente, tan profundamente como en mi propia casa. Al fin, en mitad de la noche, me despertó el aliento de un animal sobre mi rostro. A la clara luz de la luna, vi ante mí un gran tigre que olisqueaba mi cara, mis manos y mis pies, luego se sentó junto a mi cabeza y me observó durante toda la noche, y me quedé allí sin miedo. Temprano en la mañana, el tigre partió y yo continué mi viaje. Mi corazón estaba más tranquilo. Aun así, no me gustaba mi propia gente, pero no tenía miedo de los animales, ni de los reptiles del bosque.

Durante el día comía de los frutos que crecían silvestres en abundancia, y por la noche dormía bajo algún árbol, protegida y custodiada por fieras salvajes que no perturbaban mi sueño. Durante muchos días anduve así, y las noches eran seguras; porque las fieras me cuidaban y protegían. Así se templó mi corazón, se disolvió la ira de en mi pecho, y ya no odié a mi pueblo. Tras una luna así, me encontré cerca de un pueblo, y me acerqué a ellos. La gente se asombraba al verme acercarme desde la selva. Me temía como si fuera el mismo tigre devorador de hombres. Cuando conté mi historia, la gente se llenó de asombro y me trajeron ricos regalos. Permanecí en aquél pueblo durante un año y un día, y todo ese tiempo, los animales salvajes no molestaron a su ganado.

Pero mi corazón anhelaba volver a ver el rostro de mis familiares, así que, cargada con la plata, el oro y los ricos vestidos que me habían regalado, sentada en el howdah de un elefante (la silla de montar de los elefantes), la gente de aquel poblado me escoltó a mi propia aldea, y aquí me he quedado estos cien años.

Leyenda de Laos, recopilada por Katherine Neville Fleeson, editada en 1899, en el libro Laos Folk-Lore of Farther India.

Katherine Fleeson

Katherine Neville Fleeson (1859-1905) fue una misionera en Siam y Laos, nacida en Pennsylvania, hija de padres escoceses e irlandeses.
Entre otras publicaciones, escribió un libro con recopilaciones que ella misma realizó, de cuentos y leyendas inéditos: Laos Folk-Lore of Father India.

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