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Anhelosa por conocer la luna, una zorra rogó a un cóndor que le colocara una soga por la cual pudiera trepar hasta ella.

Iba subiendo, mirando a todas partes, ufana de poder transportarse hasta la Mama Luna, cuando escuchó que alguien se reía:

—¡Ja, ja, ja! ¡Ja, ja, ja!

“¿Quién será esa desvergonzada que se burla de mí?”, pensó la zorra, mientras seguía trepando por el espacio, pesadamente.

Era una lora que cruzaba volando, lanzando sus chirridos, que la zorra tomaba por mofa. Enojada, le gritó:

—¡Lora ociosa! ¡Lora patituerta! ¿Quién eres tú para burlarte de mí?

Pero la lora seguía con su risa:

—¡Ja, ja, ja!

La zorra, cada vez más colérica, continuaba insultándola:

—¡Lora poltrona! ¡Ociosa lora!

La lora, furiosa al verse ofendida, se abalanzó sobre la soga y la cortó con su pico.

Desesperada, la zorra cayó entre las nubes, pidiendo a gritos que la recibieran con mantas para evitar estrellarse. Pero como nadie la escuchó, la infeliz terminó por estrellarse contra el suelo.

Anhelosa por conocer la luna, una zorra rogó a un cóndor que le colocara una soga por la cual pudiera trepar hasta ella.

Iba subiendo, mirando a todas partes, ufana de poder transportarse hasta la Mama Luna, cuando escuchó que alguien se reía:

—¡Ja, ja, ja! ¡Ja, ja, ja!

“¿Quién será esa desvergonzada que se burla de mí?”, pensó la zorra, mientras seguía trepando por el espacio, pesadamente.

Era una lora que cruzaba volando, lanzando sus chirridos, que la zorra tomaba por mofa. Enojada, le gritó:

—¡Lora ociosa! ¡Lora patituerta! ¿Quién eres tú para burlarte de mí?

Pero la lora seguía con su risa:

—¡Ja, ja, ja!

La zorra, cada vez más colérica, continuaba insultándola:

—¡Lora poltrona! ¡Ociosa lora!

La lora, furiosa al verse ofendida, se abalanzó sobre la soga y la cortó con su pico.

Desesperada, la zorra cayó entre las nubes, pidiendo a gritos que la recibieran con mantas para evitar estrellarse. Pero como nadie la escuchó, la infeliz terminó por estrellarse contra el suelo.

Fábula peruana recopilada por Adolfo Vienrich en Apólogos quechuas, Tarma, publicado en 1906.

Texto original en castellano andino del siglo XIX, adaptado al castellano estándar para facilitar su lectura en conmoraleja.com.

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