garbancito

Garbancito

Infantil
Cuento Infantil
podcast Cuentos Infantiles
Cuentos infantiles
Cuento Garbancito
Loading
/

Había una vez un niño tan pequeño tan pequeño, que cabía en la palma de la mano. Por esta razón, sus padres le llamaron Garbancito.

Cierto día su madre necesitaba col para cocinar y su padre estaba en el campo trabajando, con lo que Garbancito le dijo a su madre:

-Mamá, ¡déjame ir a mi a por la col a la tienda!

-Pero Garbancito, eres muy pequeño. Te podría ocurrir cualquier cosa por el camino, alguien podría pisarte.

-No te preocupes mamá, podré hacerlo – insistió Garbancito.

Después de mucho insistir, la madre le dio la moneda que era casi tan grande como él, y Garbancito se dirigió a la tienda:

¡Pachín, pachín, pachán,
a Garbancito no piseis.
¡Pachín, pachín, pachán,
Mucho cuidado con lo que hacéis!
¡Pachín, pachán, pachán,
a Garbancito no piséis!
¡Pachín, pachán, pachán,
o con él os las veréis!

Cantaba Garbancito camino la tienda con la moneda en las manos.

Cuando llegó a la tienda, el tendero no podía ver al pequeño niño por mucho que gritara:

-Señor tendero ¡Quiero una col!

-¿De dónde sale esa voz? ¿Dónde estás, niño? – preguntaba el tendero -, sal para que te vea, no te escondas.

-No me escondo, es que soy muy chiquitito. ¡Quiero una col!

Finalmente el tendero pudo descubrir una pequeña moneda en el suelo moviéndose, y así le encontró:

-¡Oh! ¡Aquí estás!. ¡Qué pequeño eres! ¿Ya podrás tú solo con la col? Es más grande que tú?

-Sí señor, aunque sea pequeño soy muy fuerte – presumió Garbancito.

El tendero cogió la moneda y puso una hermosa col sobre Garbancito, quien al sostenerla ya si que no se le veía. Siguió su camino de regreso a casa con la col sobre sus brazos y cantando:

¡Pachín, pachín, pachán,
a Garbancito no piseis.
¡Pachín, pachín, pachán,
Mucho cuidado con lo que hacéis!
¡Pachín, pachán, pachán,
a Garbancito no piséis!
¡Pachín, pachán, pachán,
o con él os las veréis!

Pero Garbancito no contaba con que en el camino había un buey, y la visión de una hermosa col fresca moviéndose por la ladera del camino, era una tentación que no podía ignorar.

El buey olió desde lejos la col, se acercó a Garbancito y de un bocado, se tragó la col y al pequeño niño sin masticar.

Garbancito en seguida se dio cuenta que estaba dentro del buey y sintió mucho miedo, empezó a gritar:

-¡Socorro! ¡Aquí! ¡Estoy aquí mamá! En la barriguita del buey! Donde nunca es de noche ni de día, donde ni nieva ni llueve, donde no hace frío ni calor!

Al tiempo, los padres notaron la tardanza de Garbancito y muy preocupados, salieron a buscarlo.

Primero fueron a la tienda, donde el tendero les explicó que el niño había estado allí y se había llevado la col.

-¿Y por dónde fue después de regreso a casa?

-¡Por allí! – Señaló el tendero el camino del campo.

Los padres gritaban:

-¡Garbancito! ¿Dónde estás? ¡Garbancito! ¿Dónde estás?

Y Garbancito gritaba:

-¡Socorro! ¡Aquí! ¡Estoy aquí mamá! En la barriguita del buey! Donde nunca es de noche ni de día, donde ni nieva ni llueve, donde no hace frío ni calor!

Pero era tan pequeño que los padres no le podían escuchar. Y seguían gritando:

-¡Garbancito! ¿Dónde estás? ¡Garbancito! ¿Dónde estás?

-¡Socorro! ¡Aquí! ¡Estoy aquí mamá! En la barriguita del buey! Donde nunca es de noche ni de día, donde ni nieva ni llueve, donde no hace frío ni calor!

Así los padres buscaron y buscaron y no le encontraban y no le escuchaban, pero ya cerca del buey, cuando escucharon por fin los gritos del niño:

-¡Socorro! ¡Aquí! ¡Estoy aquí mamá! En la barriguita del buey! Donde nunca es de noche ni de día, donde ni nieva ni llueve, donde no hace frío ni calor!

Los padres rápidamente abrieron al animal con cuidado, sacaron las tripas y pudieron rescatar a su hijo sano y salvo.

Desde ese día, Garbancito fue con mucho cuidado de no ser comido por otros animales.

Garbancito, Patufet en catalán, cuento popular Catalán

garbancito
garbancito
libro de cuentos

Los cuentos populares, las leyendas, las fábulas, la mitología…, son del pueblo.

Son narraciones que se han mantenidos vivas transmitiéndose oralmente, por las mismas personas del pueblo. Por ello no tienen dueño, sino que pertenecen a las gentes, a la folclore, a las distintas culturas, a todos.

En algún momento, alguien las escribe y las registra, a veces transformándolas, a veces las mantiene intactas, hasta ese momento, son voces, palabras, consejos, cosas que «decía mi abuelo que le contaba su madre…»

Scroll al inicio