The Banshee (1897-1901)Henry Meynell Rheam

Leyenda de las Banshees

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Banshees

Las Banshees (Baa=mujer, Shee=hada), no eran hadas normales, según la cultura celta irlandesa, eran hadas mensajeras que vivían entre el mundo de los vivos y los muertos, eran mensajeras que presagiaban la muerte con sus lamentos.

Cuando un miembro de una familia de sangre celta estaba a punto de fallecer, las Bansees aparecían al pie de las ventanas, y avisaban de la muerte con su lamento. Su gemido se llamaba keening.

Cuando alguien santo o muy importante iba a fallecer, el llanto se escuchaba como un coro, pues se decía que todas las banshees lloraban su muerte.

Las Banshees se solían encontrar sentadas en una roca, peinándose su larga melena. En la visión más antigua, las Banshees se podían aparecer como bellas y jóvenes hadas, pero no era recomendable acercarse a ellas ni al lugar donde se las había visto, pues eso podía adelantar nuestra muerte.

En el sureste de Irlanda, la leyenda de las Banshees cambia ligeramente, apareciendo la Badhbh, o Badb, cuyo lamento puede ser un grito espantoso.

Son ninfas aterradoras, ancianas, pequeñas y muy feas, con el pelo largo y blanco.

También se sientan sobra una roca y se peinan su melena.

El peina de Banshee

Cuenta la leyenda que Ewan, un joven algo bobo y muy despistado, caminaba un buen día por el valle del río, cuando sobre una roca a lo lejos, vio una extraña neblina blanca que se deshizo en el momento que la miró. La visión le resultó tan extraña que se acercó a la roca para ver lo que allí había, pero no encontró a nadie, sólo un peine de plata con hermosas grecas talladas.

Tom miró asombrado miró el peine con gran detalle y pensó que sería un gran regalo para su madre. Lo guardó en el bolsillo y se lo llevó a su casa.

En el camino el bosque parecía algo enojado con Ewan, el viento soplaba fuerte y contra su rostro, las ramas de los árboles parecía que se giraban para golpearle, hasta una piedra pareció moverse colándose justo bajo el pie de Ewan y él tropezó. Ewan siguió su camino sin comprender lo que pasaba.

Cuando llegó a su casa, le entregó el peine a su madre.

La madre de Ewan supo enseguida lo que aquello era y se espantó, no quiso tocar el peine. Cerró la puerta y las ventanas a cal y canto, y espantada, imaginó lo peor, imaginó que aquella noche la Bansee vendría a por su peine, que le arrancaría la mano, que les llevaría a la muerte, o peor, que lloraría bajo su ventana llamando la muerte.

-No se preocupe, madre – dijo tranquilizándose Ewan -, yo mismo le devolveré el peine si viene.

-Bien hijo, tú has traído el peine, es lo justo que tú lo devuelvas, pero no permites que la Banhess te vea el cuerpo. Utiliza las pinzas de la chimenea para entregarle el peina a través de la ventana.

Y así ocurrió, aquella misma media noche, la Banshees se presentó bajo la ventana de la casa de Ewan y su madre y llamó a la ventana, no se puede decir que llamara, pero tanto Ewan como su madre, que no podía descansar del terror que tenía, sintieron un aire frio espantoso que parecía venir de ninguna parte, y escucharon un extraño silbido de viento. Al mirar por la ventana, pudieron ver una neblina gris, como si hubiera alguien que no se dejaba ver.

Ewan hizo como su madre le había dicho, sin abrir completamente la ventana, sacó el peine de la Banshees sujeto con las pinzas de la chimenea. En un instante sintió un calambre en la mano que sujetaba la pinza, pero no pudo soltar aquella pinza. Luego la neblina, el silbido y el frío desaparecieron rápidamente y Ewan introdujo la pinza, o lo que quedaba de ella, pues estaba totalmente deformada, y cerró la ventana.

Esa noche, el fuego se había apagado, pero la madre de Ewan logró encenderlo nuevamente y regresó el calor a su hogar.

Sobre la Banshees, no lograron verla, pero ambos se alegraron al ver cómo había quedado la pinza, que jamás pudieron volver a arreglar, ni si quiera el más fuerte de los herreros pudo devolverla a su forma original.

Cuento anónimo irlandés

The Banshee (1897-1901)Henry Meynell Rheam
The Banshee (1897-1901)Henry Meynell Rheam
libro de cuentos

Los cuentos populares, las leyendas, las fábulas, la mitología…, son del pueblo.

Son narraciones que se han mantenidos vivas transmitiéndose oralmente, por las mismas personas del pueblo. Por ello no tienen dueño, sino que pertenecen a las gentes, a la folclore, a las distintas culturas, a todos.

En algún momento, alguien las escribe y las registra, a veces transformándolas, a veces las mantiene intactas, hasta ese momento, son voces, palabras, consejos, cosas que «decía mi abuelo que le contaba su madre…»

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