Ilyá Múromets y Svyatogór el caballero

Leyenda: Ilya Muromets y Svyatogor el Gigante

Desde la famosa ciudad de Múrom, fuera del pueblo de Karachárovo, el valiente joven Ilyá Múromets, hijo de Iván, partió hacia el campo abierto.

El valiente campeón se encontró en el camino con el poderoso caballero Svyatogór y el buen joven le tuvo miedo. El viejo cosaco Ilyá Múromets tenía miedo del caballero Svyatogór. Así que puso su caballo a pastar y él mismo montó en un grueso roble gris para evitar al caballero Sviatogór.

El caballero Svyatogór llegó bajo el mismo roble macizo, levantó su tienda de lino blanco y sacó a su esposa del bolsillo. Extendió los manteles a cuadros y le puso comida azucarada y bebida con miel para que comiera. Svyatogór comió hasta saciarse, bebió hasta saciarse y se acostó a descansar.

Entonces la esposa del caballero observó a Ilyá arriba en el roble gris, y le habló de esta manera:

—Salve, joven valiente, baja del roble gris. Si no bajas del roble gris, te entregarás a una muerte rápida.

Entonces Ilyá Múromets tuvo miedo de Svyatogór y se deslizó desde el roble gris.

Y de nuevo la esposa habló de esta manera:

—Ven y fornica conmigo, buen joven. Si no lo haces, despertaré al caballero Sviatogór y él te entregará a una muerte rápida.

Así que hizo lo que le ordenaron y se fue con ella al bolsillo de Sviatogór.

Svyatogór se despertó de un sueño profundo, ensilló su caballo y se dirigió a las Montañas Sagradas. Entonces su caballo comenzó a hundirse rápidamente en la tierra, hasta que el caballero clavó sus espuelas en las gordas ancas de su caballo.

Entonces el caballo habló con voz humana:

—He llevado al caballero Svyatogór y a su joven esposa, pero, Svyatogór, no puedo llevar a dos caballeros y a tu joven esposa también.

Entonces Svyatogór metió la mano en el fondo del bolsillo, sacó a su joven esposa y descubrió a Ilyá Múromets.

—¿Cómo llegaste a lo más profundo de mi bolsillo?

—Su joven esposa me obligó a entrar allí, amenazó mi vida.

E Ilyá Múromets le contó al caballero Svyatogór cómo había caído en lo más profundo de la bolsa.

Entonces Svyatogór tomó a su joven esposa, le cortó la cabeza rebelde, dividió su cuerpo blanco en cuatro partes y las esparció por los campos desnudos.

Entonces Ilyá y Svyatogór se hicieron hermanos jurados y partieron hacia las Montañas Sagradas. Llegaron a un sepulcro profundo, y el sepulcro estaba cubierto de oro rojo. En esa tumba yacía el caballero Svyatogór como si hubiera sido construida para él.

—Cúbreme con tablas, mi hermano jurado—, dijo.

Y, a medida que Ilyá lo cubría con tablas, las tablas por gracia Divina crecieron según las necesidades.

—¡Descúbreme, mi hermano jurado!

Pero Ilyá Múromets no tuvo fuerzas para descubrirlo; Entonces comenzó a romper las tablas con su espada, y dondequiera que blandía su espada, surgían aros en su camino.

—¡Toma mi espada, mi hermano jurado!

E Ilyá tomó la espada, pero no tuvo fuerzas para levantarla.

—Ven, hermano jurado, te daré fuerzas.

Luego Ilyá entró en el foso y Svyatogór sopló sobre él su aliento de caballero. Entonces Ilyá tomó esa espada, y dondequiera que daba un golpe, surgían aros de hierro alrededor.

—Ven a mí por segunda vez, mi hermano jurado; yo te daré más fuerzas.

Ilyá Múromets dijo en seguida:

—Si vuelvo a bajar hasta ti, nuestra madre la tierra gris no podrá soportarlo: tengo fuerzas suficientes.

Pero Svyatogór respondió:

—Si hubieras bajado de nuevo, te habría soplado un aliento fatal y te habrías acostado a dormir a mi lado.

Allí permanece el caballero Svyatogór hasta el día de hoy.

Cuento popular ruso recopilado por Aleksandr Nikolaevich Afanasiev (1826-1871)