“El hombre más sabio de un pequeño pueblo no tiene la misma sabiduría que un niño de las calles de la ciudad”
Una vez, un muchacho de la ciudad, que observaba un búfalo afuera de la puerta de la ciudad más grande de la provincia, vio que se acercaban tres hombres. Cada uno era el hombre más sabio del pueblo de donde venía. El niño los llamó:
—¿Adónde van, viejos?
Los hombres respondieron enojados:
—¿Cómo te atreves tú, que eres sólo un niño, nos hablas así a nosotros, los ancianos y a los jueces de los pueblos de donde venimos?
El niño respondió:
—No hay motivo para enojarse. ¿Cómo iba a saber que sois hombres sabios? Para mí, sois como otros hombres de un lugar, de los cuales, los más sabios, no son más que tontos.
Los tres hombres estaban cada vez más enojados, agarraron al niño y dijeron:
—No entraremos en la ciudad, sino que iremos a otra provincia y venderemos a este niño insolente, porque no respeta la edad ni la sabiduría.
El niño se negó a caminar y tuvieron que cargaron. Durante todo el día, cargaron al niño, y por la noche, decidieron dormir en la linde del sendero. Por la mañana, como tenían sed, le pidieron al niño que fuera a un arroyo, él se negó, diciendo:
—Si voy, correréis y me abandonaréis aquí. Yo no iré.
La sed llevó a uno de los sabios a buscar agua y el niño bebió abundantemente.
Varios días de viaje los llevaron a la muralla de una gran ciudad, y pasaron la noche en una pensión cerca de la muralla.
Tratando de deshacerse del niño, le ordenaron que fuera a la ciudad en busca de fuego para cocinar. Al darse cuenta de su motivo, respondió:
—Si me voy, me dejaréis aquí. Sólo iré si me dejáis ataros a los postes de la pensión.
De común acuerdo aceptaron, diciendo:
—Hazlo. Estamos cansados de llevarte y no podemos ir a buscar el fuego.
Atando a todos, el niño corrió a la ciudad. Al primer hombre que encontró le preguntó:
—¿Quieres comprar tres esclavos? Ven conmigo.
El hombre regresó con el niño, vio a los hombres y le dio el valor total por cada uno.
Una vez que se deshizo de sus captores, el astuto hombrecillo se unió a algunos hombres que se dirigían a su ciudad natal y, mientras caminaba, pensó:
—Siempre quise ver otros lugares, y ahora me han llevado a un largo viaje, y Tengo plata para que me dure muchos días… seguramente, tengo mucha bendición.
Cuento popular de Laos, recopilada por Katherine Neville Fleeson, editada en 1899, en el libro Laos Folk-Lore of Farther India.
Katherine Neville Fleeson (1859-1905) fue una misionera en Siam y Laos, nacida en Pennsylvania, hija de padres escoceses e irlandeses.
Entre otras publicaciones, escribió un libro con recopilaciones que ella misma realizó, de cuentos y leyendas inéditos: Laos Folk-Lore of Father India.