
Un caballero de Clausthal tenía un cuervo y una criada.
El cuervo se llevó todas las cucharas de plata y la sospecha recayó sobre la pobre muchacha. Fue juzgada y bajo tortura confesó haberlas robado.
Fue ejecutada, pero antes de morir declaró su inocencia.
Poco después, se colocaron nuevos canalones en la casa del caballero y se encontraron todas las cucharas donde las había escondido el cuervo.
Cuento alemán, recopilado por Toofie Lauder, en Legends and Tales of the Harz Mountains (1881)