
Durante una gran tormenta en el mar, un hombre erudito escuchó al capitán dar sus órdenes, pero no pudo entender una palabra.
Cuando pasó el peligro, preguntó al patrón en qué idioma había hablado. El marinero respondió:
—¡En mi lengua materna, por supuesto!.
El erudito lamentó que un hombre hubiera desperdiciado la mitad de su vida sin aprender a hablar gramatical e inteligiblemente. Unas horas más tarde se levantó de nuevo la tormenta, y esta vez el barco tuvo una vía de agua y empezó a hundirse. Entonces el capitán se acercó al erudito y le preguntó si sabía nadar. El hombre de libros respondió que nunca había aprendido.
—Lo siento, señor, porque perderá su vida. El barco se hundirá en un minuto y mi tripulación y yo nadaremos hasta la orilla. Habrías hecho bien si hubieras dedicado un poco de tu tiempo a aprender a nadar.
Cuento popular georgiano, guria (oeste de Georgia), traducido por Marjory Wardrop, en Georgian Folk Tales, 1894
Los cuentos populares, las leyendas, las fábulas, la mitología…, son del pueblo.
Son narraciones que se han mantenidos vivas transmitiéndose oralmente, por las mismas personas del pueblo. Por ello no tienen dueño, sino que pertenecen a las gentes, a la folclore, a las distintas culturas, a todos.
En algún momento, alguien las escribe y las registra, a veces transformándolas, a veces las mantiene intactas, hasta ese momento, son voces, palabras, consejos, cosas que «decía mi abuelo que le contaba su madre…»