Los licántropos son hombres lobo, con rasgos mitad humano, mitad lobos.
El origen de la leyenda es difuso, pues aparece en muchas culturas por todo el mundo. Probablemente es uno de los mitos más universales junto con el vampiro.
Se considera una mitad hombre, mitad lobo, con gran ferocidad, fuerza y rapidez.
La mayoría de las culturas consideran que el hombre lobo permanece en ese estado únicamente unas horas, normalmente en la luna llena, y el resto del tiempo es un humano normal. Normalmente la transformación es debida a una maldición o algún tipo de agente externo, a veces al ser mordido por otro licántropo.
Petronio habla de un soldado que se transforma en lobo cuando es luna llena, y mientras una noche está atacando salvajemente a las ovejas, es herido por una lanza, y regresa a su condición humana.
Antonio de Torquemada, en 1575, cuenta que en el reino de Galicia se hallí un hombre lobo, que se escondía en los montes. Completamente cubierto por pellejo de lobo. Cuenta que mataba y comía niños humanos, y finalmente lo apresaron y, viendo que era humano, lo metieron en una cárcel.
El primer hombre lobo fue Licaón, rey de Arcadia, según la mitología griega y posteriormente narrado por Ovidio.
Licaón era un rey sabio, con gran cultura y muy religioso. Hijo de una ninfa que se cree que era hija de otro Licaón.
Fue muy quero por su pueblo, pues cuando comenzó su reinado, su pueblo era salvaje y vivían como primitivos, luego él les entregó cultura, leyes y buenas costumbres. Fundó la ciudad de Licosura y en ella construyó un altar a Zeus.
Pero su intensa religiosidad le llevó a realizar sacrificios humanos, lo que degeneró en su metamorfosis.
Se cuenta que llegó a sacrificar a todos los extranjeros que pasaban por su tierra, violando la ley sagrada de la buena hospitalidad.
Zeus, al enterarse de tal aberración, se hizo pasar por un peregrino y pidió hospedaje en el palacio de Licaón. Cuando el rey se preparó para sacrificar al peregrino, sus súbditos le alertaron de que el peregrino mostraba señales de ser una divinidad. Entonces quiso asegurarse de si era un mortal o un dios.
Para esto, cocinó la carne de una de sus víctimas y se lo sirvió a Zeus. Zeus montó en cólera y transformó a Licaón en lobo, después incendió el palacio que había sido testigo de las aberraciones.
En otra versión, Zeus no se conforma con quemar el palacio, sino que provoca el diluvio de Deucalión, para acabar con Licaón y con todos sus hijos.
Los cuentos populares, las leyendas, las fábulas, la mitología…, son del pueblo.
Son narraciones que se han mantenidos vivas transmitiéndose oralmente, por las mismas personas del pueblo. Por ello no tienen dueño, sino que pertenecen a las gentes, a la folclore, a las distintas culturas, a todos.
En algún momento, alguien las escribe y las registra, a veces transformándolas, a veces las mantiene intactas, hasta ese momento, son voces, palabras, consejos, cosas que «decía mi abuelo que le contaba su madre…»
