Juan Ferrandiz 1964, la ratita presumida

La Ratita Presumida

PODCAST Cuento narrado La ratita presumida:

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La ratita presumida
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Cuento La ratita Presumida:

Había una vez una ratita muy bonita y muy presumidita, que mientras barría su casita, cantaba:

«Lalara larita… barro mi casita… lalara larita … barro mi casita…»

Una mañana mientras barría, en la entrada de su casita, encontró una moneda de oro.

-¡Oh! ¡Una moneda de oro en la entrada de mi casita! – se asombró la ratita presumida -. ¿Qué me compraré? ¿Compraré caramelos? ¡No! qué me dejarán los dientes feos, ¡ Ya sé! ¿Compraré un lazo para el pelo!

La ratita presumida se dirigió al mercado con la moneda de oro que había encontrado, y compró un lazo rojo que se colocó en el pelo.

Estaba tan bonita con su lazo rojo que no paraba de mirarse al espejo.

Al día siguiente, mientras barría la entrada de su casita, con el lazo rojo nuevo en su cabello, cantaba:

«Lalara larita… barro mi casita… lalara larita … barro mi casita…»

Entonces pasó el señor Don Gallo y le dijo:

-Buenos días Ratita ¿Qué bonita estás?

-Buenos días señor Don Gallo, muchas gracias , – contestó la ratita mientras se acicalaba más el cabello con su lazo rojo nuevo.

-¿Te quieres casar conmigo?

-No lo sé ¿Cómo harás por las noches?

Y el gallo contestó:

-¡Kikiriki!

-¡Uy! ¡No! Contigo no me voy a casar.

El señor Don Gallo se marchó triste a su hogar y la ratita continuó barriendo la entrada de su casita:

«Lalara larita… barro mi casita… lalara larita … barro mi casita…»

Entonces pasó el señor Don Perro y le dijo:

-Buenos días Ratita ¿Qué bonita estás?

-Buenos días señor Don Perro, muchas gracias , – contestó la ratita mientras se acicalaba más el cabello con su lazo rojo nuevo.

-¿Te quieres casar conmigo?

-No lo sé ¿Cómo harás por las noches?

Y el perro contestó:

-¡Guau!¡Guau!

-¡Uy! ¡No! Contigo no me voy a casar.

El señor Don Perro se marchó triste a su hogar y la ratita continuó barriendo la entrada de su casita:

«Lalara larita… barro mi casita… lalara larita … barro mi casita…»

Entonces pasó el señor Don Pato y le dijo:

-Buenos días Ratita ¿Qué bonita estás?

-Buenos días señor Don Pato, muchas gracias , – contestó la ratita mientras se acicalaba más el cabello con su lazo rojo nuevo.

-¿Te quieres casar conmigo?

-No lo sé ¿Cómo harás por las noches?

Y el pato contestó:

-¡Cuak! ¡Cuak!

-¡Uy! ¡No! Contigo no me voy a casar.

El señor Don Pato se marchó triste a su hogar y la ratita continuó barriendo la entrada de su casita:

«Lalara larita… barro mi casita… lalara larita … barro mi casita…»

Entonces pasó el señor Don Gato y le dijo:

-Buenos días Ratita ¿Qué bonita estás?

-Buenos días señor Don Gato, muchas gracias , – contestó la ratita mientras se acicalaba más el cabello con su lazo rojo nuevo.

-¿Te quieres casar conmigo?

-No lo sé ¿Cómo harás por las noches?

Y el gato contestó:

-¡Dormir y callar! ¡Dormir y callar!

-¡Pues contigo me he de casar!

La ratita presumida y el señor Don Gato se casaron ese mismo día, y en la noche, en cuando la ratita quedó dormida, el paciente señor Don Gato ¡Ñam! de un bocado la comió sin ni si quiera masticar.

Cuento popular anónimo con diferentes versiones en todo Europa

Juan Ferrandiz 1964, la ratita presumida
Juan Ferrandiz 1964, la ratita presumida
libro de cuentos

Los cuentos populares, las leyendas, las fábulas, la mitología…, son del pueblo.

Son narraciones que se han mantenidos vivas transmitiéndose oralmente, por las mismas personas del pueblo. Por ello no tienen dueño, sino que pertenecen a las gentes, a la folclore, a las distintas culturas, a todos.

En algún momento, alguien las escribe y las registra, a veces transformándolas, a veces las mantiene intactas, hasta ese momento, son voces, palabras, consejos, cosas que «decía mi abuelo que le contaba su madre…»

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