niñas jugando Argelia Alphonse-Étienne Dinet
Cuentos de terror
Cuentos de terror

Un hombre murió, dejando un hijo huérfano. Desde entonces, el niño pasaba día y noche con su madre.

Cada mañana, el jeque cantaba una oración y lo despertaba. Un día, el niño fue a buscar al jeque y le dijo:

—Ali Sheik, no cantes tan fuerte, tú nos despiertas todas las mañanas, a mi madre y a mí.

Pero el jeque siguió cantando de la misma manera cada mañana. El niño fue a la mezquita armado con un garrote. En el momento en que el jeque se inclinaba para orar, le asestó un golpe y lo mató. Corrió hacia su madre y le dijo:

—He matado a ese jeque; venid, enterrémoslo.

Le cortaron la cabeza y enterraron su cuerpo. Después el niño fue al Thadjeinath, donde estaban reunidos los hombres de la aldea. En su ausencia su madre mató una oveja. Tomó la cabeza y la enterró en lugar de la cabeza del jeque. El niño llegó al Thadjeinath y dijo a los presentes:

—He matado al jeque que nos despertaba cada mañana.

—Es mentira—, dijeron.

—Ven a la casa de mi madre y te mostraremos dónde enterramos su cabeza.

Fueron a la casa y la madre les dijo:

—Ali Sidi, este niño está loco. Es una oveja que hemos matado. Ven y mira dónde enterramos su cabeza.

Fueron al lugar, cavaron y encontraron una cabeza de oveja.

Cuento anónimo popular cabila, pueblo de las montañas del noroeste de Argelia, editado en 1901 René Basset en Moorish Literature

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