Los zombis o cuerpos sin alma de la religión vudú

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El origen más antiguo del concepto del zombi está en Haití, aunque hay distintas interpretaciones que intentan dar sentido a estas leyendas, intentando realizar un paralelismo entre los esclavos y los zombis, lo cierto es que la brujería haitiana esconde muchos secretos.

En los relatos haitianos y los cuentos infantiles, aparece como algo común la exhumación de cadáveres, el canibalismo y los sacrificios humanos.

En la religión vudú, el alma es dual, una parte está ligada al cerebro, a la sangre, a la cabeza, y a la conciencia. Otra parte del alma está enlazada a los sentimientos, la personalidad y la memoria.

El concepto de esta división conlleva que en la religión vudú se crea en: el cuerpo sin alma, y en el alma sin cuerpo. En sus rituales, a veces buscan “conectar” el alma de una criatura sin cuerpo, a un cuerpo que no tiene alma; o viceversa. Aseguran que con estos rituales, los cadáveres se levantan, caminan, hablan… O que una persona cuya alma está próxima a salirse del cuerpo, puede vivir muchos más años.

El zombi, para esta religión, es un cuerpo sin alma. Se da cuando un hechicero captura un alma, ya fuese un alma sin cuerpo o el alma de alguien vivo, la robaba y la introducía en otro cuerpo sin alma, generando una criatura obediente y sumisa.

Este ritual se dice que se practicaba para lograr un esclavo, o para distintos fines, a veces para alargar la vida de alguien, o para acordarla. A veces sólo por poder, para robar su energía y su vida. En el ritual, el brujo capturaba un espíritu sin cuerpo y lo depositaba en un cántaro, luego, a ese espíritu lo podía vender o alquilar. También podían echar unos polvos en un camino, o poner un lazo a alguien, y la persona viva que pasaba que por esos caminos era presa del brujo, quien podía extraerle el alma y robársela. Luego el alma se guardaba en un jarro y ese cuerpo sin alma se volvía completamente sumiso, como un zombi, obediente al nuevo dueño de su alma, y los brujos lograban así tener un obediente esclavo.

En esta religión también tienen otro tipo de zombis, que se generan cuando se envenenaba o se robaba una parte del alma de la persona, y este tenía una muerte aparente. Luego se les enterraba vivos, tras unos días, se les sacaba de la tumba, y se les despertaba.

Otras leyendas cuentan de brujos que absorbían el alma completa de su víctima, incluso a través de sueños o pasando cerca de su hogar. Luego la ponían en un cántaro y la persona entonces enfermaba y moría. Cuando se había enterrado, el brujo desenterraba el cadáver, ponía debajo de su nariz el cántaro con el alma robada y el cuerpo resucitaba, ahora, también se volvía completamente obediente al brujo.

Es probable que todas estas historias, para muchos parezcan sólo leyendas, sin embargo, en el siglo XX, los haitianos hicieron público cómo lograban inducir un trance letárgico y corroboraron todas sus leyendas vudús.

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