
En la catedral de Goslar, de la que ahora sólo quedan algunos restos, existía una estatua de madera colosal de este famoso santo con el Niño Jesús a la espalda.
San Cristóbal caminó una vez desde Goslar hasta Halberstadt y Harzburg, y en el camino sacudió en el suelo un guisante que se le había metido en el zapato.
El guisante creció y se convirtió en la roca arenisca llamada Clus.
En el interior de la roca se excavó una capilla dedicada a la Virgen, que era un santuario de gran celebridad.
En el Clus había un castillo del que todavía se pueden ver restos.
Cuento alemán, recopilado por Toofie Lauder, en Legends and Tales of the Harz Mountains (1881)







