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Cuentos Cómicos
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Cuentos infantiles
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Había una madre que tenía una hija a quien mandó que se fuera a coser. Pero la muchacha pasó cerca de un cerezo, las cerezas, encendidas y grandes, le dieron antojo y en vez de ir a coser, se subió al árbol a comer cerezas.

Mientras lo hacía, pasó un hombre y le pidió que le diera una cereza, pero como la chica era un poco golosa, no quiso darle ninguna. Al enfadarse el hombre, se subió al árbol, agarró a la chica, la metió dentro de un saco que llevaba y cargándoselo al cuello, se fue al pueblo vecino a ganarse la vida.

Y así que llegó, se baja el saco y dice:

— Canta saco
o te doy un golpe con el bastón.

Canta saco
o te doy un golpe con el bastón.

La muchachita, por miedo, empezó a cantar:

— Maldita sea la cerecita,
maldito sea el cerezo,
si hubiera creído a la madre
no estaría dentro del saco.

Aquí la gente daba una pila de cuartos al hombre, y él:

— Canta saco
o te doy un golpe con el bastón.

Canta saco
o te doy un golpe con el bastón.

La chica seguía cantando:

— Maldita sea la cerecita,
maldito sea el cerezo,
si hubiera creído a la madre
no estaría dentro del saco.

Mientras tanto, en el pueblo iban señalando a misa y, como el hombre no había ido y era día de misa, entró en una casa y preguntó si le guardarían ese saco.

La dueña le dijo: — Ponlo detrás de la puerta. — Y el hombre, haciéndolo, se fue a cumplir el santo precepto, mientras ella seguía con su faena de cernir harina.

Entonces la chica, por la voz de la mujer, reconoció que era una tía suya, y así que el hombre salió, ella empezó a cantar:

— Tía María,
pasa harina,
katrik, katrak,
sácame del saco.

La mujer, al oír eso, se quedó toda extrañada y la chica volvió a decir:

— Tía María,
pasa harina,
katrik, katrak,
sácame del saco.

Entonces la mujer no tuvo ninguna duda y, reconociendo que la voz salía de dentro del saco, corrió a desatarlo, y cuál no fue su sorpresa al ver allí dentro a su sobrina. Ella le explicó cómo estaba, y para que cuando el hombre volviera no reconociera el cambio, metieron dentro del saco algunos gatos y perros.

El hombre, confiado, al salir de misa fue a buscar el saco, se lo cargó al cuello y sin saber nada, se fue.

Cuando llegó a la primera casa que encontró, se baja el saco y dice:

— Canta saco
o te doy un golpe con el bastón.

Canta saco
o te doy un golpe con el bastón.

Pero el saco no decía nada. Él, todo enfadado, le da un golpe y se oyeron enseguida unos gritos tales de aullidos y ladridos dentro, que el hombre, muy extrañado, abrió el saco y todos los gatos, perros y otras bestias que había se le echaron encima mordiendo, y no tuvo otro remedio que salir huyendo lo más rápido posible.

Cuento popular catalán de Francisco Maspons y Labrós, recopilados en Lo Rondallayre, Quentos Populars Catalans en 1875

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