Había un hombre que estaba a punto de salir de casa y se dirigió a su hijo así:
—Cuando esté fuera, si alguien pregunta por mi, puedes responder así: «Mi padre ha salido. Por favor, entra y toma un poco de té.
Como el hijo era bastante estúpido, el padre, temiendo que se le olvidara, escribió estas pocas frases en un trozo de papel y se lo entregó a su hijo.
Su hijo se guardó el papel en la manga pensando que así, cada vez que alguien llegara a la casa preguntando por su padre y tuviera que echar mano de la nota, podría sacar el papel en secreto y le echaba un vistazo.
Durante tres días nadie vino a preguntar por su padre, y el hijo dijo:
—Esta nota no sirve para nada en la tierra.
Y esa misma noche quemó el papel en la lámpara.
Cuando llegó el cuarto día, un visitante llamó y preguntó:
—¿Dónde está su respetado padre?
El hijo buscó en su manga y no pudo encontrar el papel, por lo que le dijo al visitante:
—Ya no está.
Cuando el visitante escuchó estas palabras, entendió que el padre habría muerto, se sorprendió mucho y respondió:
—¿Cuándo murió?
—Lo quemé anoche—, respondió el hijo.
Cuento popular chino. Cuento cómico. Cuentos alegres chinos, anónimo. Recopilado y traducido al chino mandarín por Guido Vitale (1872–1918) y traducido posteriormente al inglés por Wu Yangzeng (1862–1939)
Guido Vitale (1872-1918) fue un diplomático y lingüista italiano.
Vivió y trabajó en China y posteriormente en Nápoles.
Trascribió obras de folclore chino para potenciar el aprendizaje de Chino.