Una noche, varios pescadores se alojaron en una cabaña junto a un pueblo de pescadores en la costa noroeste de una isla. Después de acostarse, y cuando aún estaban despiertos, vieron una mano blanca y salpicada de rocío que atravesaba la puerta. Comprendiendo que su visitante se trataba de una ninfa del mar, que buscaba acabar con ellos, y fingieron no darse cuenta de su presencia y así pasaron la noche.
Al día siguiente, se les sumo un hombre joven, valiente y recién casado de Kinnar, en Lummelund. Cuando le contaron la aventura de la noche anterior, él se burló de que tenían miedo de tomar la mano de una hermosa mujer y se jactó de que si hubiera estado presente no habría dejado de tomar la mano tendida.
Aquella noche, cuando se acostaron en la misma habitación, con el recién llegado con ellos, la puerta se abrió de nuevo y un brazo regordete y blanco de mujer, con una mano bellísima, se extendió sobre los durmientes.
El joven se levantó de la cama, se acercó a la puerta y cogió la mano tendida, impulsado, quizá, más por el miedo a que sus compañeros se burlaran de su alardeada valentía, que por el deseo de conocer más de cerca al extraño visitante.
Inmediatamente sus camaradas vieron cómo lo sacaban silenciosamente por la puerta, que se cerró suavemente tras él. Pensaron que regresaría pronto, pero cuando se acercaba la mañana y no aparecía, salieron a buscarlo. Se prosiguió la búsqueda a lo largo y a ancho de la zona, pero sin éxito. El joven desapareció por completo.
Pasaron tres años y no se había sabido nada del desaparecido. Su joven esposa, que había llorado su muerte todo este tiempo, finalmente fue convencida de casarse con otro. La tarde del día de la boda, en el jardín, mientras la alegría estaba en su punto más alto, un extraño entró en la cabaña. Tras observarlo más de cerca, algunos de los invitados creyeron reconocer al ex marido de la novia.
Siguió la mayor sorpresa y conmoción.
Respondiendo a las preguntas de los presentes sobre de dónde venía y dónde había estado, relató que era una ninfa del mar a quien había tomado de la mano esa noche al salir de la cabaña del pescador, y que ella lo arrastró al mar. En sus salones nacarados se olvidó de su esposa, sus padres y todo lo que amaba hasta la mañana de ese día, cuando la ninfa del mar exclamó: «Esta noche habrá una boda en Kinnar». Entonces recobró inmediatamente el sentido y, con ansiedad, preguntó: «Entonces, ¿es mi esposa la que será la novia?».
La ninfa del mar respondió afirmativamente.
Ante su urgente petición, ella le permitió subir a ver a su esposa como novia, estipulando que cuando llegara a la casa no entraría en ella.
Cuando llegó y la vio adornada con guirnalda y corona, no pudo, sin embargo, resistir el deseo de entrar.
Entonces vino una tempestad y se llevó la mitad del techo de la casa, tras lo cual el hombre enfermó y tres días después murió.
Cuento popular sueco (Gotland), recopilado por Herman Hofberg en Swedish fairy tales en 1890
Johan Herman Hofberg (1823 – 1883) fue un escritor y caricaturista sueco.
Filósofo y medico, se acabó dedicando exclusivamente a la escritura, la historia y los anticuarios.