Un día, el padre de Woo Sing trajo a casa un espejo de la gran ciudad.
Woo Sing nunca antes había visto un espejo. Lo colgaron en la habitación mientras él estaba jugando, así que cuando entró no entendió qué era, y pensó que había visto a otro niño.
Esto lo hizo muy feliz, porque pensó que el niño había venido a jugar con él.
Habló con el extraño de manera muy amigable, pero no recibió respuesta.
Se rio y agitó la mano hacia el chico del espejo, quien hizo lo mismo, exactamente de la misma manera.
Entonces Woo Sing pensó: «Me acercaré. Puede ser que no me escuche». Pero cuando empezó a acercarse, el otro niño lo imitó.
Woo Sing se paro y se puso a pensar en estas extrañas acciones y se dijo: «Este chico se burla de mí, hace todo lo que yo hago»; y cuanto más pensaba en ello, más se enojaba, y pronto se dio cuenta de que el niño también se enojaba.
Entonces Woo Sing se enfureció mucho y golpeó al niño en el cristal, pero solo se lastimó la mano y fue llorando hacia su padre.
El padre dijo:
—El niño que viste es tu propia imagen. Esto debería enseñarte una lección importante, hijo mío. Nunca debes mostrar tu enojo ante otras personas. Golpeaste al niño en el cristal y sólo te lastimaste a ti mismo.
«Ahora recuerda que en la vida real, cuando atacas sin causa, el que más te lastima es a ti mismo».
Cuento anónimo chino, recopilado en Chinese Fables and Folk Stories, 1908, por Mary Hayes Davis y Chow-Leung
Mary Hayes Davis (c. 1884 – 1948) fue una escritora y editora estadounidense.
Propietaria de varias salas de cine, y editora de un periódico, escribió una compilación de cuentos populares chinos junto con el reverendo Chow Leung. Recopiló también cuentos nativos americanos.