
La leyenda Inca cuenta que Mama Sara era una doncella preciosa y muy amada por todos. Pero el malvado hechicero Kuru se había enamorado de ella y la quería tomar por esposa.
Kuru realizó grandes ofrendas a los padres de Mama Sara para obtener su favor y lograr la mano de su hija, y aunque al principio tenían gran desconfianza, finalmente se sintieron halagados y creyeron que Kuru sería el mejor esposo para su hija.
Pero Mama Sara le temía, pues era un hechicero oscuro y, ella sabía que había engañado a todos.
Mama Sara tomó un puñal de sacrificios y escapó para acabar con su vida antes de tener que pasarla al lado del hechicero Kuru. Y a punto de clavarse el cuchillo en el corazón, rezó al dios Inti, el dios Sol, quien se apiadó de ella y la transformó en maíz.
Desde entonces, existe la planta de maíz.
Cuando la gente del pueblo vio la planta, les pareció hermosa y trágica a la vez, y por respeto a la virgen Mama Sara, sólo las mujeres podían recolectarla, y la leyenda cuenta que si los hombres tocan la planta, perderían sus futuras cosechas pues estas se marchitaban.
Tras el calor intenso y la temporadas de sequía, Mama Sara hacer que llueva de forma constante, inagotable, sobre todos sus cultivos, una lluvia que penetra en la tierra y riega todos los campos del mundo. Es una lluvia fina y nutritiva que cubre todos los espacios que Mama Sara desea.