Podcast Los Vimanas y el viaje de Arjuna:
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Entre las construcciones antiguas de la India, encontramos unas extrañas pirámides llamadas Vimanas con grandes referencias en sus escrituras.
Los Vimanas son vehículos voladores que utilizaban los dioses. Eran como palacios o carros celestiales.
En los escritos se refleja con detalle cómo funcionaban, qué materiales utilizaban ,las fuentes de energía y hasta las prestaciones que tenían. Aseguraban que había desde pequeñas naves, hasta aeronaves familiares que podían viajar por el cielo y por el espacio. Se les atribuía armas antigravedad y sistemas avanzados de control. Eran carros celestiales.
Se decía que funcionaban con mercurio calcinado, que al volatilizarse generaba la sustentación. Pero también había Vimanas con espejos parabólicos que concentraban la luz solar y la energía térmicas con la que alimentaban los motores internos.
Estaban construidas con aleaciones de hierro, niquel y compuestos de mercurio. así eran ligeras y muy resistentes. Las cabinas estaban cubiertas con vidrio aerodinámico que reducía la fricción del aire.
Sus timones eran magnéticos que reaccionaban con los campos magnéticos de la tierra, y tenían armas que expulsaban rayos intensos muy destructivos.
A parte de las grandes y hermosas construcciones que podemos encontrar, también hay muchas leyendas donde aparecen los vimanas.
Una de las leyendas más impresionante es la de Puṣpaka Vimāna del Rāmāyaṇa y el viaje de Arjunda en el carro de Indra hacia Amaravati, que aparece descrita en el Mahabharata.
En el Ramayana, el Puspaka Vimana se representa como un vehículo que asemejaba al Sol. Se asemeja a una nube resplandeciente en el cielo y podía ascender hasta la atmósfera superior.
Fue forjado por Vishvakarma para el Dios Brahmá, y luego se entregó a Kubera, el Señor de la Riqueza. Pero el rey demonio, Ravana, lo robó cuando invadió el reino de Lanka, y lo convirtió en su palacio volador. Tras la victoria de Rama, el Puspaka Vimana fue devuelto a Kubera.
El Puspaka Vimana era un gran palacio volador, con puertas, salones, habitaciones, sostenido por ruedas invisibles y capaz de transportar decenas de personas. Volvaba con la misma suavidad que el viento mueve las nubes.
Tas la guerra de Kuruksetra, cuenta la leyenda que el dios Indra, padre de Arjuna, envió a su hijo a los cielos. Arjuna se subió a la carroza celestial de Indra, un vehículo cristalino que permitía a su ocupante vagar sobre los cielos de los mortales como un dios encarnado. Arjuna viajó con el Vimada hasta Amaravati, la ciudad celestial de Indra. El charioteer de este viaje, o capitán o conductor del Vimana, fue Matali, y condujo al príncipe Arjuna al palacio de Indra en Svarga.
Cuando llegaron a la ciudad celestial de Amaravarti, Arjuna pudo contemplar la arquitectura celestial, los palacios de mármol con gemas incrustadas, los jardines flotantes y los grandes lagos que brillaban como diamantes.
Con su Vimana, atravesaron avenidas llenas de carros divinos colocadas según el rango divino de su propietario, y cada nave era capaz de volar donde quisiera. Aterrizaron y llegaron al Gran Salón de Sudharma, donde encontró a Indra sentado en su trono, rodeado de los músicos celestiales y las ninfas.
Indra, invitó a Arjuna a sentarse a su lado y Arjuna brilló casi con la misma luz de su padre sorprendiendo a todos los presentes.
En su tiempo en la ciudad de los dioses, Arjuna disfrutó y aprendió, preparándose para su regreso a la Tierra.
Aprendió música, a gobernar los reinos, justicia, diplomacia, viajó en otros vimanas y exploró todas las regiones, siempre acompañado por Matali, conoció los distintos devas y semidioses.
Arjuna vivió en Svarga cinco años y cuando su padre Indra concluyó que su hijo había completado su preparación, le envió a la Tierra.
Matali llevó a Arjuna de regreso a la Tierra donde fue recibido por Krishna y sus hermanos. Allí les contó todo lo que había visto y vivido en Svarga.
Mitología hindú
Altaïr y Adrià, creadores del espacio y recopiladores de cuentos de hadas
