Hubo una vez un hombre y una mujer llamados Nar y Estiu, que vivían en Connacht. La esposa de Nar, Estiu, era una gran guerrera y muy hermosa.
Sucedió que otro hombre, Buide, se enamoró de ella e intentó robársela a su marido. Buide, y su inseparable hermano, se acercaron a la casa de Nar y Estiú en forma de pájaros.
Las dos aves se instalaron en un árbol, junto a la casa, y cantaron melodías preciosas atrayendo a todo el que las escuchó, y todo el que se acercaba y escuchaba, caía en un profundo sueño.
Estiu se acercó, pero estaba tan atenta al canto y con tanta curiosidad, que no se quedó dormida.
Entonces Buide recuperó su forma humana y empezó a cortejarla.
Las aves regresaron varias veces y todas ocurría lo mismo.
Nar, preocupado por esto, consultó a un druida por la naturaleza de estas aves cantoras.
El druida preparó hechizos y así descubrieron que eran dos hermanos que se transformaban en aves para cortejar a Estiu.
Nar ardió de furia y al día siguiente quedó al acecho, cuando vio a las dos aves aproximarse, sacó su honda y los mató a los dos, con una sola piedra.
Pero esto no trajo más que males a su familia.
Estiu ya se había enamorado y sintió tanta tristeza por la muerte de los hermanos que murió de pena. Nar, incapaz de seguir adelante, también murió de dolor.
Desde entonces, en el cauce del río Shannon, en los meandros, podemos ver dos cisnes que reavivan el recuerdo.
Leyenda artúrica anónima
Los cuentos populares, las leyendas, las fábulas, la mitología…, son del pueblo.
Son narraciones que se han mantenidos vivas transmitiéndose oralmente, por las mismas personas del pueblo. Por ello no tienen dueño, sino que pertenecen a las gentes, a la folclore, a las distintas culturas, a todos.
En algún momento, alguien las escribe y las registra, a veces transformándolas, a veces las mantiene intactas, hasta ese momento, son voces, palabras, consejos, cosas que «decía mi abuelo que le contaba su madre…»