La mula, el chacal y el león iban juntos. «Aquel de mala raza nos lo comeremos«, se decían unos a otros.
—León, ¿quién es tu padre?
—Mi padre es un león y mi madre es una leona.
—Y tú, chacal, ¿quién es tu padre?
—Mi padre es un chacal y mi madre también.
—Y tú, mula, ¿quién es tu padre?
—Mi padre es un asno y mi madre es una yegua.
—Tu raza es mala; te comeremos.
Él les respondió:
—Consultaré a un anciano. Si dice que mi raza es mala, podrán devorarme.
Fue donde un herrador y le dijo:
—Calza mis patas traseras y haz que los clavos sobresalgan bien.
Regresó a casa. Llamó al camello y le mostró sus pies, diciendo:
—Mira lo que está escrito en mis herraduras.
—La escritura es difícil de descifrar—, respondió el camello. —No lo entiendo, porque sólo sé tres palabras: outini, ouzatini, ouazakin. — El camello llamó a un león y le dijo: —No entiendo estas letras; sólo sé tres palabras: outini, ouzatini, ouazakin.
—Muéstramelo—, dijo el león. Él se acercó. La mula lo golpeó entre los ojos y lo dejó tendido en el suelo totálmente rígido.
El que va con un bribón es traicionado por él.
Cuento anónimo popular cabila, pueblo de las montañas del noroeste de Argelia, editado en 1901 René Basset en Moorish Literature
Los cuentos populares, las leyendas, las fábulas, la mitología…, son del pueblo.
Son narraciones que se han mantenidos vivas transmitiéndose oralmente, por las mismas personas del pueblo. Por ello no tienen dueño, sino que pertenecen a las gentes, a la folclore, a las distintas culturas, a todos.
En algún momento, alguien las escribe y las registra, a veces transformándolas, a veces las mantiene intactas, hasta ese momento, son voces, palabras, consejos, cosas que «decía mi abuelo que le contaba su madre…»