Caperucita-Roja-Gustave-Doré

Caperucita roja, de Perrault

Animales
Animales
Infantil
InfantilSabiduríaCuentos con Sabiduría
Miedo
Miedo
podcast Cuentos Infantiles
Cuentos infantiles
Podcast Caperucita Roja de Charles Perrault
Loading
/

Érase una vez una niña de pueblo, la más bonita que se pudo ver jamás; su madre estaba loca con ella, y su abuela más loca todavía. La buena mujer encargó una caperucita roja para ella, que le sentaba tan bien, que por todas partes la llamaban Caperucita roja.
Un día su madre, habiendo cocido y hecho tortas, le dijo:

—Ve a ver cómo anda la abuela, pues me han dicho que estaba mala; llévale una torta y este tarrito de mantequilla.

Caperucita roja salió en seguida para ir a casa de su abuela, que vivía en otro pueblo. Al pasar por un bosque, se encontró con el compadre lobo, que tuvo muchas ganas de comérsela, pero no se atrevió, porque andaban por el monte algunos leñadores. Le preguntó adónde iba; la pobre niña, que no sabía que es peligroso pararse a escuchar a un lobo, le dijo:

—Voy a ver a mi abuela, y a llevarle una torta con un tarrito de mantequilla que le envía mi madre.

—¿Vive muy lejos? —le dijo el lobo.

—¡Oh sí! —dijo Caperucita roja—. ¿Ve aquel molino lejos, lejos? Pues, nada más pasarlo, en la primera casa del pueblo.

—Pues mira —dijo el lobo—, yo también quiero ir a verla; yo voy a ir por este camino y tú por aquel, a ver quién llega antes.

El lobo echó a correr con todas sus fuerzas por el camino más corto, y la niña se fue por el camino más largo, entreteniéndose en coger avellanas, correr tras las mariposas y hacer ramilletes con las florecillas que encontraba.

No tardó mucho el lobo en llegar a la casa de la abuela; llamó: «Toc, toc».

—¿Quién es?

—Soy su nieta, Caperucita roja —dijo el lobo, desfigurando la voz—, y le traigo una torta y un tarrito de mantequilla que le envía mi madre.

La buena de la abuela, que estaba en la cama porque se encontraba un poco mal, le gritó:

—Tira de la aldabilla y caerá la tarabilla.

El lobo tiró de la aldabilla y se abrió la puerta. Se arrojó sobre la buena mujer y la devoró en un santiamén, pues hacía más de tres días que no había comido.

Después cerró la puerta y fue a acostarse en la cama de la abuela, aguardando a Caperucita roja, que llegó un poco más tarde y llamó a la puerta: «Toc, toc».

—¿Quién es?

Caperucita roja, al oír el vozarrón del lobo, tuvo miedo al principio, pero, creyendo que su abuela estaba acatarrada, contestó:

—Soy su nieta, Caperucita roja, y le traigo una torta y un tarrito de mantequilla que le envía mi madre.

El lobo le gritó, suavizando un poco la voz:

—Tira de la aldabilla y caerá la tarabilla.

Caperucita roja tiró de la aldabilla y se abrió la puerta. El lobo, al verla entrar, le dijo mientras se ocultaba en la cama bajo la manta:

—Deja la torta y el tarrito de mantequilla encima del arca y ven a acostarte conmigo.

Caperucita roja se desnudó y fue a meterse en la cama, donde se quedó muy sorprendida al ver cómo era su abuela en camisón. Le dijo:

—¡Abuelita, qué brazos más grandes tiene!

—Son para abrazarte mejor, hija mía.

—¡Abuelita, qué piernas más grandes tiene!

—Son para correr mejor, niña mía.

—¡Abuelita, qué orejas más grandes tiene!

—Son para oír mejor, niña mía.

—¡Abuelita, qué ojos más grandes tiene!

—Son para ver mejor, niña mía.

—¡Abuelita, qué dientes más grandes tiene!

—¡Son para comerte!

Y diciendo estas palabras, el malvado del lobo se arrojó sobre Caperucita roja y se la comió.

MORALEJA

Vemos aquí que los adolescentes

y más las jovencitas

elegantes, bien hechas y bonitas,

hacen mal en oír a ciertas gentes,

y que no hay que extrañarse de la broma

de que a tantas el lobo se las coma.

Digo el lobo, porque estos animales

no todos son iguales:

los hay con un carácter excelente

y humor afable, dulce y complaciente,

que sin ruido, sin hiel ni irritación

persiguen a las jóvenes doncellas,

llegando detrás de ellas

a la casa y hasta la habitación.

¿Quién ignora que lobos tan melosos

son los más peligrosos?

Esta es la versión más conocida del cuento Caperucita Roja, trascrita por Charles Perrault en el s. SVII. Más adelante los hermanos Grimm, (s.XIX) crean una versión donde el cazador llega a tiempo y puede salvar a caperucita y su abuela.

Caperucita-Roja-Gustave-Doré
Caperucita Roja, de Gustave Doré (1832-1882)
Charles Perrault

Charles Perrault (1628-1703). Escritor francés reconocido por los cuentos clásicos infantiles.

Scroll al inicio