Valle Sagrado Inca

El Origen de los Incas

Mitología
Mitología

En la Mitología Inca, se cuenta que en el lago Titicaca, los humanos vivían como animales salvajes, sin leyes, ni idiomas, ni organización alguna. Vivían en cavernas y se alimentaban de caza.

Entonces, el dios Inti, dios del Sol, hijo de Varicocha y esposo de Mama Quilla, envió a sus hijos y sus esposas Ayar Manco y su mujer Mama Ocllo; Ayar Cachi y Mama Cora; Ayar Uchu y Mama Rahua y, Ayar Auca y su esposa Mama Huaco, para que civilizaran estas poblaciones y fundaran un imperio en su nombre. Para esta tarea, Inti entregó a su hijo Ayar Manco una vara de oro que le ayudaría a encontrar la tierra prometida donde fundar una ciudad que sería el centro del mundo y el centro de la cultura Inca.

Los hermanos Ayar

En la Mitología Inca, la leyenda de los hermanos de Ayar relata la aventura para encontrar una tierra fértil.

En la montaña TampuTocco, cerca de Cusco, tras el gran diluvio emergieron estos cuatro hombres y cuatro mujeres, hermanos y esposos entre ellos.

Ellos fueron Ayar Manco y su mujer Mama Ocllo; Ayar Cachi y Mama Cora; Ayar Uchu y Mama Rahua y, Ayar Auca y su esposa Mama Huaco.

Cuando surgieron vieron la gran pobreza en aquellas tierras. Los pobladores no tenían tierra fértil que plantar y vivían como salvajes, y tuvieron gran compasión por aquellos habitantes, así que comenzaron un viaje hacia un lugar más fértil para establecerse.

En el viaje, Ayar Cachi, el hermano más fuerte e iracundo, tubo grandes desavenencias con sus otros hermanos. Los hermanos ya no querían viajar con él y le enviaron a las cavernas de Pacarina, las tierras donde surgió la humanidad, a por provisiones para su viaje.

Cuando Ayar Cachi entró en la caverna Capac Tocco de la montaña Tamputocco, su criado, obedeciendo las órdenes de los otros hermanos, le encerró colocando una gran piedra en la entrada. Ayar Cachi luchó con todas sus fuerzas por salir, pero al verse encerrado se llenó de ira y con sus gritos agitó los cielos y la tierra, creó sacudidas y abrió las montañas.

Los hermanos siguieron su camino hasta Huanacauri y allá encontraron que los lugareños adoraban un ídolo de piedra con el nombre de su hermano Ayar Cachi traicionado. Los hermanos sintieron gran respeto por esto y pasaron con mucho temor por allá, pero Ayar Auca no tuvo cuidado y no le dio importante, y al pasar por encima, se convirtió en estatua de piedra y al momento pasó a ser parte de estatua de su hermano para siempre.

Los dos hermanos restantes decidieron continuar con más cuidado.

Ayar Achu, al poco, se dio cuenta que tenía alas gigantes, y le maravillaron y decidió volar con ellas. En su vuelo se elevó y se elevó y voló hacia el sol. Y cuando apenas aterrizó, también se convirtió en piedra.

Cusco y el Valle Sagrado

El último superviviente, Ayar Manco, su esposa Mama Ocllo y sus otras tres hermanas, continuaron viajando.

Al no encontrar ningún lugar, su padre el dios Inti, les recomendó viajar al norte del lago Titicaca hasta hallar el lugar donde la vara de oro se hundiera con facilidad, y recorrieron todo el norte del lago Titicaca hundiendo el bastón de oro por donde pasaban, hasta que llegaron al Valle Sagrado, y allí en las puertas del valle, en el centro, el bastón de oro se hundió con facilidad y se fundó la ciudad de Cusco, y el templo Inticahcha al dios Sol.

Civilización Inca

Ayar Manco y Mama Ocllo enseñaron a los hombres y mujeres todo cuanto tenían que saber para formar una gran civilización. Les entregaron el idioma, la agricultura, la pesca, la construcción de viviendas, la religión.

En poco tiempo se creo la más grande las civilizaciones que se extendió por todos los valles y montes de los alrededores.

libro de cuentos

Los cuentos populares, las leyendas, las fábulas, la mitología…, son del pueblo.

Son narraciones que se han mantenidos vivas transmitiéndose oralmente, por las mismas personas del pueblo. Por ello no tienen dueño, sino que pertenecen a las gentes, a la folclore, a las distintas culturas, a todos.

En algún momento, alguien las escribe y las registra, a veces transformándolas, a veces las mantiene intactas, hasta ese momento, son voces, palabras, consejos, cosas que «decía mi abuelo que le contaba su madre…»

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