El anciano y las hadas – Cuento galés, recopilado por P. H. Emerson en el libro Welsh Fairy-Tales and Other Stories


Hace muchos años, las montañas galesas estaban llenas de hadas. La gente solía ir a la luz de la luna para verlas bailar, pues sabían dónde bailarían al ver anillos verdes en la hierba.
Vivía entonces un anciano que solía frecuentar las ferias que se celebraban al otro lado de las montañas. Un día cruzaba las montañas para ir a una feria, y al llegar a un valle solitario se sentó, pues estaba cansado, y se echó a dormir, y su zurrón cayó a su lado. Cuando estaba profundamente dormido, vinieron las hadas y se lo llevaron, con bolsa y todo, y se lo llevaron bajo tierra, y cuando despertó se encontró en un gran palacio de oro, lleno de hadas que bailaban y cantaban. Allí lo enseñaron todo, la espléndida sala de oro y los jardines, y siguieron bailando a su alrededor hasta que se volvió durmió.
Cuando se despertó, pensó que había estado soñando, así que buscó su bolsa y la cogió, pero apenas podía levantarla. Cuando la abrió, vio que estaba llena de oro.
Consiguió levantarla y, dándose la vuelta, se fue a casa.
Cuando llegó a casa, su esposa Kaddy dijo:
—¿Qué haces? ¿Por qué no has ido a la feria?
—Aquí traigo algo—, dijo, y le enseñó el oro a su mujer.
—¿De dónde sacaste eso?
Pero él no quiso decírselo. Como ella era curiosa, como todas las mujeres, no dejó de inquietarle toda la noche. Entonces escondió el dinero debajo de la cama, así que el marido le contó lo que le había ocurrido con las hadas.
Cuento anónimo galés, recopilado por P. H. Emerson en el libro Welsh Fairy-Tales and Other Stories, publicado en 1894