
Había una joven muy alta a quien las hadas solían visitar, entrando por la cerradura por la noche. Podía oírlas bailar y cantar en su habitación, pero por la mañana se iban por donde habían venido, solo que siempre le dejaban dinero.
Cuando se casó, eligió un esposo alto como ella, y tuvieron un hijo grande y hermoso.
Una noche fueron a una feria y se apartaron para escuchar a las hadas; pues algunas personas podían saber cuándo venían, porque hacían un ruido como el viento. Mientras esperaban, ella le contó a su esposo cómo las hadas solían dejarle dinero por la noche.
Cuando llegaron a casa, encontraron a su bebé bien y se acostaron. Pero a la mañana siguiente, la joven madre descubrió que a su hijo lo habían cambiado durante la noche, y había un bebé muy pequeño en la cuna. Y el niño nunca creció, porque las hadas lo habían cambiado por despecho.
Cuento anónimo galés, recopilado por P. H. Emerson en el libro Welsh Fairy-Tales and Other Stories, publicado en 1894







