Entonces el discípulo atravesó el país en busca del maestro predestinado. Sabía su nombre: Tilopa; sabía que era imprescindible. Lo
perseguía de ciudad en ciudad, siempre con atraso.
Una noche, famélico, llama a la puerta de una casa y pide comida. Sale un borracho y con voz estrepitosa le ofrece vino. El discípulo rehúsa, indignado. La casa entera desaparece; el discípulo queda solo en mitad del campo; la voz del borracho le grita: Yo era Tilopa.
Otra vez un aldeano le pide ayuda para cuerear un caballo muerto; asqueado, el discípulo se aleja sin contestar; una burlona voz le grita: Yo era Tilopa.
En un desfiladero un hombre arrastra del pelo a una mujer. El discípulo ataca al forajido y logra que suelte a su víctima. Bruscamente se encuentra solo y la voz le repite: Yo era Tilopa.
Llega, una tarde, a un cementerio; ve a un hombre agazapado junto a una hoguera de ennegrecidos restos humanos; comprende, se prosterna, toma los pies del maestro y los pone sobre su cabeza. Esta vez Tilopa no desaparece.
Cuento tibetano por Alexandre David-Neél
Louise Eugénie Alexandrine Marie David (//ⓘ Saint-Mandé, 24 de octubre de 1868-Digne-les-Bains, 8 de septiembre de 1969), más conocida por su pseudónimo Alexandra David-Néel (1868-1969), fue una orientalista, cantante de ópera, periodista, exploradora, anarquista, espiritualista, budista y escritora franco-belga, que vivió en Tíbet.
Es conocida por sus libros del Tíbet y su vida en Lhasa en un tiempo en que los extranjeros tenían prohibida la entrada. Para poder entrar, estuvo más de un año en un monasterio en Nepal, para luego hacerse pasar por una monja tibetana y poder visitar los lugares más recónditos del Tíbet.
Escribió más de 30 libros y muchos estudios sobre la filosofía, ritos y experiencias de sus viajes.